3. ¿Cómo vivieron y qué sintieron las personas en su experiencia migratoria?

El apoyo que los inmigrantes recibieron de los gobiernos argentinos (anticipos para pasajes, alojamiento, en algunos casos concesión de tierras y créditos) puede hacernos pensar que la experiencia de llegar al país, conseguir trabajo y radicarse fue sencilla y fácil. Sin embargo, detrás de cada inmigrante solitario y de cada familia de inmigrantes hay una historia llena de dificultades, un entrelazado de grandes ilusiones y grandes desencantos.
Los siguientes textos los ayudarán a conocer cuáles fueron las dificultades, los sentimientos que caracterizaron esta experiencia migratoria.

Dejar Europa y llegar a Buenos Aires
Para los emigrantes, abandonar su patria era muy doloroso. Solo el hambre y la pobreza que padecían muchos europeos los empujó a emprender la aventura de "hacer la América". En a Argentina, los esperaba un futuro incierto, personas desconocidas y muchos temores.
En cualquier lugar de Italia, España o Rusia, un campesino decidía buscar la oportunidad para él y su familia. Quería llegar a esa tierra que encerraba tantas promesas...
Los varones emigraban primero y enviaban dinero a la familia que permanecía en Europa. Finalmente, cuando ahorraban lo suficiente, los familiares venían al país.

La partida 
Para viajar hacia América, toda la familia tomaba un tren que la llevaba hasta alguno de los grandes puertos. Allí, el emigrante abordaba el vapor que realizaba el cruce del Atlántico. El precio del pasaje era económico. El viajero era despedido por su familia, entre abrazos, lágrimas y promesas de un pronto reencuentro.
En el barco, los pasajeros eran separados por sexo. Los hombres eran ubicados en grandes dormitorios comunes y las mujeres y los niños en otros. Hasta los matrimonios dormían separados y se encontraban durante el día en la cubierta del buque. Toda la vida a bordo estaba reglamentada. Había horarios para comer, dormir e higienizarse. Los inmigrantes podían utilizar agua dulce para lavarse solo una vez al día y en un horario especial. En realidad, la mayoría de-los pasajeros no usaba el agua con demasiada frecuencia.
Si a esas costumbres poco higiénicas le agregamos que muchas personas vomitaban a causa del "mal de mar", es fácil imaginar que el olor de los dormitorios era muy desagradable.

En alta mar
Pero en el viaje también había algunas gratificaciones. Por ejemplo, los viajeros podían sacar su silla a cubierta y disfrutar de las caricias del sol, y compartir largas charlas conversando sobre la tierra que habían dejado y el futuro que los esperaba en la Argentina. La permanencia en cubierta era ideal para escribir a la familia cartas que enviarían al llegar a Buenos Aires. Recién habían dejado la patria... ¡y cuánto extrañaban!
Algunos jugaban a las cartas por dinero. Los pasajeros inexpertos podían perder todos sus ahorros, ya que en los barcos viajaban jugadores profesionales que se aprovechaban de ellos. Otros inmigrantes practicaban frases en castellano, para hacerse entender en la Argentina.
Las mujeres trataban de hacer la travesía más entretenida haciendo calcetines y tejiendo croché. Sin
embargo, trabajo no les faltaba. Debían cuidar a los chicos, que corrían por todo el barco, preguntaban a los marineros cómo se usaban los salvavidas y resbalaban sobre la cubierta.

La llegada a Buenos Aires
El inmigrante debía atravesar la aduana al llegar al país. El empleado le preguntaba si tenía algo que declarar.
En general, el trámite se hacía rápidamente porque los extranjeros eran muy humildes y traían pocas cosas.
A continuación, el recién llegado se alojaba en el Hotel de Inmigrantes. Era muy incómodo, no tenía
colchones y los viajeros debían dormir sobre lechos de piedra. Para estar más cómodos, los inmigrantes colocaban algo de ropa debajo de su cuerpo y armaban una almohada.
El hospital construido junto al Hotel atendió a miles de inmigrantes que arribaron a Buenos Aires
afectados, sobre todo, por enfermedades vinculadas a las vicisitudes del viaje, la mala alimentación, las penurias.
Al inmigrante recién llegado se le presentaban dos graves problemas: el primero, subsistir el tiempo
necesario hasta encontrar trabajo; el segundo, comunicarse en un idioma que no conocía. En muchos casos, había un fuerte contraste entre la fantasía con que venían Los inmigrantes y la realidad con la que tropezaban al llegar.



1. ¿Qué semejanzas y qué diferencias encuentran entre los testimonios y el fragmento del Manual sobre lo que cuentan acerca del Hotel de Inmigrantes de su Oficina de Trabajo?
2. ¿Por qué les parece que los testimonios y el Manual dicen cosas diferentes sobre el Hotel? (Para responder, tengan en cuenta quién es el autor de cada una de las fuentes y cuáles habrán sido sus intenciones.)
3. ¿Si uno fuera un campesino pobre de una aldea italiana de principios del siglo XX, qué habría pensado y sentido al leer (o escuchar lo que dice) el Manual sobre el Hotel de Inmigrantes.

(Para responder en forma oral o en la carpeta)

Observen las imágenes de ESTA GALERÍA y ESTA OTRA, ¿qué pueden observar y aprender a través de ellas?
Anoten las conclusiones en los comentarios (recuerden escribir el nombre del autor).